Post by Stygimolock on Nov 18, 2006 2:21:15 GMT 2
Información Extraída de Games Workshop
"El Imperio se ve amenazado por un cáncer que lo está consumiendo. Cada década que pasa, su avance se vuelve más imparable, dejando planetas desolados como único rastro de su arrollador paso. Este horror, esta abominación, tiene un simple propósito que funciona a una escala inimaginable; y lo único que podemos hacer es intentar detener los enjambres de monstruos, fruto de la bioingeniería, que nos arrollan casi por instinto. Le hemos dado al horror un nombre en un intento de aliviar nuestro miedo: le llamamos la raza Tiránida; pero, si realmente conocen nuestra presencia, a nosotros únicamente se nos conocerá por ser su presa."
Biología/Sociedad
Los Tiránidos son, sin lugar a dudas, la raza más alienígena con la que se haya encontrado nunca la humanidad. Se asemejan a un enorme enjambre galáctico de langostas: demasiado hambriento como para tener remordimientos y demasiado numeroso para poder detenerlo. Se trata de una raza errante que, debido a que devora todo lo que encuentra a su paso, se ha visto obligada a migrar desde más allá de nuestra galaxia en busca de nuevos recursos para asimilar. Estos recursos los han descubierto en abundancia en el Imperio de la Humanidad y en el resto de razas alienígenas que ahora se encuentran en su camino. Los Tiránidos sólo descienden a un planeta para absorber en su totalidad la biomasa antes de seguir su camino dejando tras de sí tan sólo una masa de rocas inertes.
Las Flotas Enjambre Tiránidas están compuestas por millones de naves vivientes, en cada una de las cuales viajan billones de criaturas, miles de monstruosidades desconocidas que han evolucionado a partir de genoórganos en las cámaras reproductoras de la nave. Todas ellas han sido creadas para estar al servicio de una única entidad, que es la nave; e incluso la propia nave existe sólo como parte de una entidad que es la flota. Todas las criaturas tiránidas están unidas por un vínculo psíquico común que les permite actuar como si se trataran de un sólo organismo. Individualmente, un Tiránido no posee una mente propia como los humanos u otras criaturas: un Tiránido simplemente lleva a cabo las funciones que le han sido asignadas por la gran Mente Enjambre. Las criaturas más pequeñas son instintivas y no piensan, pero las criaturas más grandes y complejas pueden tomar decisiones acordes con una situación.
Tecnología
La propia raza Tiránida está formada por criaturas muy diferentes, pero, en su conjunto, funcionan a la perfección, coordinadas por la consciencia estructuralista de la mente enjambre. No utilizan la tecnología como es entendida por los humanos: en lugar de construir armas y naves de metal y plástico, utilizan la genética y la bioingeniería para desarrollar astronaves compuestas por materia orgánica viva. Las formas más perfeccionadas de los Tiránidos son sus Dominatrices y Reinas, que funcionan como factorías biológicas que dan vida a un interminable flujo de guerreros, naves enjambre y armas simbiontes. En la guerra, los Tiránidos forman una horda feroz e imparable, una avalancha de colmillos y garras impulsada por el imperativo racial de la mente enjambre. Inexorable e imparable, la raza Tiránida representa una amenaza de proporciones inimaginables para la humanidad y también para toda la galaxia.
Bioarmas: una adaptación simbiótica para atacar a distancia
Aunque algunos de los miembros más bestiales de las especies tiránidas carecen por completo de armas capaces de actuar a distancia, un número creciente de los más avanzados y de mayor tamaño utiliza este tipo de armas. Estas armas tienen efectos terroríficos y son bastante eficaces, incluso contra el poderoso Adeptus Astartes.
Cañón Enredadera: Hamus Gulalaqueo
El impacto de esta arma tiene lugar de manera prácticamente idéntica a la del cañón venenoso por lo que se refiere a sus métodos somáticos. La diferencia principal entre ambas armas consiste en el proyectil utilizado. La propia arma, pese a ser simbiótica, sirve, además, de huésped a una planta parásito similar al tipo de las Epipitas; planta que produce el fruto que sirve como munición al arma. Estas grandes semillas mutantes son pesadas y densas. La típica corteza ha sido reemplazada por un epitelio catalítico que, al producirse el impacto, provoca una germinación explosiva y extremadamente rápida. Las raíces y los rizomas brotan en todas direcciones y se adhieren a todas las superficies en las que no logran penetrar. A medida que el apocalipsis metabólico continúa, se empiezan a formar púas y espinas de sílice que perforan y atraviesan cualquier superficie en la que hayan impactado y drenan su savia y nutrientes a una velocidad terrorífica.
Hipótesis: en términos evolutivos, estas cápsulas de semillas muestran características típicas de la flora de muchos mundos muertos. El crecimiento rápido evitaría la depredación y, posiblemente, serviría para capturar las fuentes de nutrientes. En su forma actual, la planta evoluciona de su forma de semilla a la de planta adulta en cuestión de segundos. Esto representa un gasto increíble de energía metabólica y la planta resultante parece ser una mutación estéril, aunque duradera. La versión parasitaria incorporada en el arma parece ser la forma natural de la planta. No obstante, una vez más, queda patente la capacidad de los tiránidos para manipular el genoma de una especie de manera radical produciendo una variedad capaz de generar un vástago enormemente diferente a la morfología de la planta madre.
Escupemuerte: Excessus Conspuo
[La bioarma denominada escupemuerte funciona según un sistema muy complejo. La naturaleza altamente volátil de su munición ha frustrado los intentos de intentar describir adecuadamente su composición previa al disparo. No obstante, los análisis verifican que la siguiente información es muy fidedigna. Magos Biologis Salk]
La estructura principal del arma alberga una cámara progenie donde yace el embrión de una criatura que, posiblemente, sea igual que las criaturas limpiadoras protoplasmáticas halladas por los Lobos Espaciales del Adeptus Astartes durante sus misiones de abordaje contra las bioastronaves de los tiránidos. Adyacente a esta cámara se encuentra un crustáceo que cuida de la progenie y desempeña una función crítica durante el proceso de disparo. El disparo de este arma se produce del siguiente modo: una señal bioeléctrica indica al crustáceo que debe recoger la pupa de un embrión y llevarla a la cámara de disparo. Una vez allí, el crustáceo rompe el caparazón de la pupa, dejando expuesta la carne del embrión, y lo coloca en el tubo de disparo. [Nota: parece ser que este acto se debe a un reflejo condicionado, ya que al crustáceo se le permite ingerir el caparazón de la pupa, rico en nutrientes, como "recompensa" por la acción]. En el interior de la cámara de disparo, el bloqueo de cierre de la recámara se acerca al embrión y, en contacto con la carne expuesta de este, sus enzimas reaccionan explosivamente lanzándolo a toda velocidad hacia el objetivo. Debido a su bioquímica, la masa ácida que es el embrión es extremadamente volátil en la mayoría de atmósferas, lo que produce un silbido audible a medida que se produce la combustión química de las capas exteriores de la epidermis del embrión. Con el impacto, el embrión revienta y la masa gelatinosa de cadenas proteínicas incompletas, ácidos, bases y enzimas se esparce por un área considerable. Los resultados sobre la carne expuesta son aterradores y muchos de los productos químicos que segrega son lo suficientemente corrosivos como para dañar incluso los vehículos blindados del Imperio.
Hipótesis: soy incapaz de formular ningún camino evolutivo hipotético para explicar el desarrollo de este arma, excepto el uso de bioingeniería avanzada y un aprovechamiento oportunista de los recursos disponibles.
Devorador: Peredo Uoro
Esta arma guarda más semejanza con una colmena que con un organismo diferenciado. El arma está incrustada en su huésped de tal manera que este proporciona comida e incubación para una horda de larvas devoradoras deformes. Estas larvas constituyen la munición del arma, que es un gran cuerno cónico perforado por múltiples tubos de respiración que, además, sirven como tubos de salida de la munición cuando la criatura está en peligro. Las feromonas atraen a las larvas hacia los tubos cuando la horda siente la necesidad de utilizar el arma. Una corriente bioeléctrica indica a la progenie cuándo atacar. Cuando topan con cualquier objeto empiezan a morder y revolverse en un ataque frenético mientras segregan una solución altamente corrosiva. Estas criaturas demuestran un gusto peculiar por los tejidos nerviosos, que mastican a toda velocidad mientras se dirigen hacia la médula espinal y el cerebro, lo que ocasiona una muerte agonizante, pero piadosamente rápida.
Hipótesis: parece que nos encontramos con un caso de manipulación de un mecanismo de defensa agresivo de la especie original. <Nota: los efectos desmoralizantes de esta arma son de sobra conocidos, por lo que cualquier oficial imperial debe estar preparado para reforzar la determinación de las tropas que se la encuentren.>
Devoracarne: Pulpa Terebro
Esta arma, utilizada por las "tropas básicas" de los Tiránidos, es un nido progenie. Contiene una larga progenie de escarabajos perforadores que, una vez han alcanzado la madurez, son mantenidos en un estado sedado por medio de emisiones de hormonas. Es probable que estos escarabajos pasen su vida encerrados en el interior del arma y sólo vean el exterior cuando son disparados. La estimulación neurológica del huésped provoca que uno de los escarabajos se dirija al esfínter de disparo. Una vez allí, el escarabajo despierta de su letargo y espera la señal bioeléctrica para atacar. Estos escarabajos ciegos parecen haber sido creados mediante ingeniería genética: sus halterios han sido modificados para prevenir cualquier grado de desviación en la trayectoria de vuelo. Cuando recibe la señal de ataque, el esfínter se abre, lo que permite al escarabajo volar hasta el objetivo. Al impactar, el escarabajo, aferrándose tenazmente, empieza a segregar enzimas digestivos y utiliza sus poderosas mandíbulas para abrirse paso hacia el interior del objetivo. Todo esto a una velocidad pasmosa y con una ferocidad brutal. Esa actividad persiste hasta que el escarabajo agota sus magras reservas de energía y muere de cansancio o hasta que algún golpe acaba con su corta y violenta vida.
Hipótesis: similares en forma y función a los devoradores, estos escarabajos tienen su origen, presumiblemente, en un animal agresivo cuyos instintos naturales han sido aprovechados para crear eficaces armas. Existen teorías que sugieren que el arma en sí es una versión radicalmente modificada del escarabajo hembra que pone y almacena los huevos en su interior.
Lanzadardos: Spinosus Manus
Este organismo presenta normalmente un cordón umbilical que se conecta a la larga laringe que rodea el cuerpo del huésped. El lanzadardos es un crustáceo que desarrolla una serie de letales espinas venenosas similares a las de muchos equinodermos oceánicos. Estas espinas están conectadas con muy poca firmeza a una serie de conductos de respiración alineados. El lanzadardos emplea un método de disparo bastante inusual: las bolsas respiratorias de grandes músculos del cuerpo del huésped canalizan todo el volumen de gases procedentes de la respiración del tiránido hacia estos conductos, con lo que la munición sale disparada. La propia criatura sólo permite que se dispare una sección del arma cada vez para asegurarse de que pueden efectuarse varias descargas si fuese necesario.
Hipótesis: en su presente forma, el organismo es incapaz de disparar sus espinas sin ayuda del huésped. Parece que se ha practicado ingeniería genética en un crustáceo depredador del oceano abisal que utilizaba la compresión de gases para cargar sus baterías de armas de una manera similar a la forma actual. El largo cordón umbilical podría indicar que la forma primitiva de la criatura pasaba gran parte del tiempo firmemente anclada al lecho marino o a los arrecifes de coral mientras que elevaba la laringe para obtener gases. Los líquidos requerirían una mayor energía que los gases para ser comprimidos en un nivel útil. Las autopsias indican vestigios de traíllas y branquias allí donde deberían de haber estado ancladas las espinas. Esto habría permitido al organismo descargar las espinas, con el violento retroceso subsiguiente, sin desengancharse de su punto de anclaje. [Incluso si hubiese alcanzado el grado máximo esperado de desarrollo biológico (sin manipulación genética), los gases acumulados en su interior habrían afectado negativamente la flotabilidad de la criatura, por lo que habría necesitado un anclaje más firme para no ascender por la diferencia de presión. Esto habría provocado que el organismo fuese vulnerable a los depredadores].
Cañón Venenoso: Sanies Effundo
Esta larga arma con forma de cuerno delgado consiste en un tubo hueco enderezado con grandes músculos concéntricos que descarga con gran fuerza un cristal. En las autopsias a algunas criaturas se han observado grandes sacos pulmonares, que servirían para proporcionar un impulso adicional a los proyectiles. Estos cristales son producidos en el interior de una cavidad del cuerpo del tiránido huésped, el cual está conectado al arma por varios cordones umbilicales. Estos transmiten los estímulos neurales al arma, la nutren y le proporcionan la munición. El cristal tiene un refuerzo exterior de concha que contiene una cápsula interna recubierta por una capa lipídica de aislamiento. El contenido de la cápsula está ultrapresurizado y consiste en una voraz combinación de ácidos, enzimas y toxinas que se liberan con el impacto y son capaces de disolver carne y armaduras con la misma eficacia. El cristal, no obstante, no es extremadamente duro o denso, por lo que la mayoría de vehículos blindados pueden resistir los impactos sin recibir daños críticos.
Hipótesis: desde el punto de vista evolutivo, resulta difícil imaginar cómo apareció este organismo simbiótico. Uno podría sospechar que se trata de una adaptación defensiva sacada fuera de contexto por los Tiránidos. Se sabe que estas armas se utilizan ampliamente para exterminar a las formas de vida indígenas antes de la tiranoformación de los planetas. Tal vez formen parte de un primer paso de predigestión además de ser armas eficaces.
Bioarmas de combate cuerpo a cuerpo
Látigo Orgánico: Verbero Verber
El látigo orgánico suele estar formado por tres probóscides radiales acabadas en ganchos de cuerno rígido. El "cuerpo" de este organismo está encerrado en el interior de una concha ósea que se agarra a su portador con un enganche característico. Los datos recogidos por los auspex, así como los exámenes de campo, han indicado que posee inteligencia animal. El látigo orgánico seguirá atacando a cualquiera que se acerque mucho después de que su portador haya sido eliminado. Las pruebas parecen indicar que capta las ondas cerebrales de los seres vivos; tal vez se trate de otra táctica de depredación natural que los Tiránidos han considerado apropiada para su uso armamentístico. Las ondas cerebrales de la mente enjambre no estimulan el ataque de la criatura: sospecho que se trata de algún tipo de simbiosis inducida; probablemente, debido a largos periodos de relación pseudosimbiótica o, tal vez, a la bioingeniería.
Hipótesis: presumo que se trata de un producto de bioingeniería realizado sobre algún tipo de organismo marino radiante común <Equinodermo>.
El primer contacto
El primer contacto del Imperio de la Humanidad con la amenaza alienígena representada por los Tiránidos tuvo lugar en una poco conocida base imperial en el sistema Tirán, que se encuentra en la frontera sureste de la galaxia. El planeta Tirán era una base de tránsito del Adeptus Mechanicus para las expediciones de exploración que estudiaban los sectores prácticamente desconocidos de la frontera galáctica. A causa del aislamiento de la base y a pesar de su pequeño tamaño, estaba fuertemente defendida y disponía de un astrópata para comunicarse con la Tierra, situada a más de 60.000 años luz de distancia.
El asalto a Tirán
La base de Tirán Prima estaba situada en el centro de los grandes océanos planetarios de Tirán, edificada en una isla que era el pico más alto de una antigua cadena de volcanes del planeta. Los océanos de Tirán cubrían más del 80% de la superficie del planeta y estaban habitados por una gran variedad de formas de vida que abarcaban desde los pequeños e inocuos pececillos a los peligrosos krakens de 200 metros de longitud. La base estaba fortificada para poder resistir las violentas tormentas y los ataques de las voraces formas de vida oceánica. Tirán Prima, además, disponía de cuatro gigantescos láseres defensivos en silos blindados que permitían abrir fuego contra cualquier astronave invasora alienígena o cualquier monstruosidad desconocida que pudiera habitar los profundos abismos oceánicos.
De Thandros a Macragge
El Inquisidor Kryptman recibió la noticia del último mensaje de Tirán meses después del ataque. Cuando su astronave llegó al sistema Tirán ya había transcurrido casi un año y al principio no pudo identificar el mundo muerto y árido que encontró como el planeta cubierto por océanos que había sido Tirán. Después de una larga búsqueda, el Inquisidor Kryptman localizó el archivo de Varnak y comprendió el horror del peligro alienígena que amenazaba al Imperio.
"El Imperio se ve amenazado por un cáncer que lo está consumiendo. Cada década que pasa, su avance se vuelve más imparable, dejando planetas desolados como único rastro de su arrollador paso. Este horror, esta abominación, tiene un simple propósito que funciona a una escala inimaginable; y lo único que podemos hacer es intentar detener los enjambres de monstruos, fruto de la bioingeniería, que nos arrollan casi por instinto. Le hemos dado al horror un nombre en un intento de aliviar nuestro miedo: le llamamos la raza Tiránida; pero, si realmente conocen nuestra presencia, a nosotros únicamente se nos conocerá por ser su presa."
Biología/Sociedad
Los Tiránidos son, sin lugar a dudas, la raza más alienígena con la que se haya encontrado nunca la humanidad. Se asemejan a un enorme enjambre galáctico de langostas: demasiado hambriento como para tener remordimientos y demasiado numeroso para poder detenerlo. Se trata de una raza errante que, debido a que devora todo lo que encuentra a su paso, se ha visto obligada a migrar desde más allá de nuestra galaxia en busca de nuevos recursos para asimilar. Estos recursos los han descubierto en abundancia en el Imperio de la Humanidad y en el resto de razas alienígenas que ahora se encuentran en su camino. Los Tiránidos sólo descienden a un planeta para absorber en su totalidad la biomasa antes de seguir su camino dejando tras de sí tan sólo una masa de rocas inertes.
Las Flotas Enjambre Tiránidas están compuestas por millones de naves vivientes, en cada una de las cuales viajan billones de criaturas, miles de monstruosidades desconocidas que han evolucionado a partir de genoórganos en las cámaras reproductoras de la nave. Todas ellas han sido creadas para estar al servicio de una única entidad, que es la nave; e incluso la propia nave existe sólo como parte de una entidad que es la flota. Todas las criaturas tiránidas están unidas por un vínculo psíquico común que les permite actuar como si se trataran de un sólo organismo. Individualmente, un Tiránido no posee una mente propia como los humanos u otras criaturas: un Tiránido simplemente lleva a cabo las funciones que le han sido asignadas por la gran Mente Enjambre. Las criaturas más pequeñas son instintivas y no piensan, pero las criaturas más grandes y complejas pueden tomar decisiones acordes con una situación.
Tecnología
La propia raza Tiránida está formada por criaturas muy diferentes, pero, en su conjunto, funcionan a la perfección, coordinadas por la consciencia estructuralista de la mente enjambre. No utilizan la tecnología como es entendida por los humanos: en lugar de construir armas y naves de metal y plástico, utilizan la genética y la bioingeniería para desarrollar astronaves compuestas por materia orgánica viva. Las formas más perfeccionadas de los Tiránidos son sus Dominatrices y Reinas, que funcionan como factorías biológicas que dan vida a un interminable flujo de guerreros, naves enjambre y armas simbiontes. En la guerra, los Tiránidos forman una horda feroz e imparable, una avalancha de colmillos y garras impulsada por el imperativo racial de la mente enjambre. Inexorable e imparable, la raza Tiránida representa una amenaza de proporciones inimaginables para la humanidad y también para toda la galaxia.
Bioarmas: una adaptación simbiótica para atacar a distancia
Aunque algunos de los miembros más bestiales de las especies tiránidas carecen por completo de armas capaces de actuar a distancia, un número creciente de los más avanzados y de mayor tamaño utiliza este tipo de armas. Estas armas tienen efectos terroríficos y son bastante eficaces, incluso contra el poderoso Adeptus Astartes.
Cañón Enredadera: Hamus Gulalaqueo
El impacto de esta arma tiene lugar de manera prácticamente idéntica a la del cañón venenoso por lo que se refiere a sus métodos somáticos. La diferencia principal entre ambas armas consiste en el proyectil utilizado. La propia arma, pese a ser simbiótica, sirve, además, de huésped a una planta parásito similar al tipo de las Epipitas; planta que produce el fruto que sirve como munición al arma. Estas grandes semillas mutantes son pesadas y densas. La típica corteza ha sido reemplazada por un epitelio catalítico que, al producirse el impacto, provoca una germinación explosiva y extremadamente rápida. Las raíces y los rizomas brotan en todas direcciones y se adhieren a todas las superficies en las que no logran penetrar. A medida que el apocalipsis metabólico continúa, se empiezan a formar púas y espinas de sílice que perforan y atraviesan cualquier superficie en la que hayan impactado y drenan su savia y nutrientes a una velocidad terrorífica.
Hipótesis: en términos evolutivos, estas cápsulas de semillas muestran características típicas de la flora de muchos mundos muertos. El crecimiento rápido evitaría la depredación y, posiblemente, serviría para capturar las fuentes de nutrientes. En su forma actual, la planta evoluciona de su forma de semilla a la de planta adulta en cuestión de segundos. Esto representa un gasto increíble de energía metabólica y la planta resultante parece ser una mutación estéril, aunque duradera. La versión parasitaria incorporada en el arma parece ser la forma natural de la planta. No obstante, una vez más, queda patente la capacidad de los tiránidos para manipular el genoma de una especie de manera radical produciendo una variedad capaz de generar un vástago enormemente diferente a la morfología de la planta madre.
Escupemuerte: Excessus Conspuo
[La bioarma denominada escupemuerte funciona según un sistema muy complejo. La naturaleza altamente volátil de su munición ha frustrado los intentos de intentar describir adecuadamente su composición previa al disparo. No obstante, los análisis verifican que la siguiente información es muy fidedigna. Magos Biologis Salk]
La estructura principal del arma alberga una cámara progenie donde yace el embrión de una criatura que, posiblemente, sea igual que las criaturas limpiadoras protoplasmáticas halladas por los Lobos Espaciales del Adeptus Astartes durante sus misiones de abordaje contra las bioastronaves de los tiránidos. Adyacente a esta cámara se encuentra un crustáceo que cuida de la progenie y desempeña una función crítica durante el proceso de disparo. El disparo de este arma se produce del siguiente modo: una señal bioeléctrica indica al crustáceo que debe recoger la pupa de un embrión y llevarla a la cámara de disparo. Una vez allí, el crustáceo rompe el caparazón de la pupa, dejando expuesta la carne del embrión, y lo coloca en el tubo de disparo. [Nota: parece ser que este acto se debe a un reflejo condicionado, ya que al crustáceo se le permite ingerir el caparazón de la pupa, rico en nutrientes, como "recompensa" por la acción]. En el interior de la cámara de disparo, el bloqueo de cierre de la recámara se acerca al embrión y, en contacto con la carne expuesta de este, sus enzimas reaccionan explosivamente lanzándolo a toda velocidad hacia el objetivo. Debido a su bioquímica, la masa ácida que es el embrión es extremadamente volátil en la mayoría de atmósferas, lo que produce un silbido audible a medida que se produce la combustión química de las capas exteriores de la epidermis del embrión. Con el impacto, el embrión revienta y la masa gelatinosa de cadenas proteínicas incompletas, ácidos, bases y enzimas se esparce por un área considerable. Los resultados sobre la carne expuesta son aterradores y muchos de los productos químicos que segrega son lo suficientemente corrosivos como para dañar incluso los vehículos blindados del Imperio.
Hipótesis: soy incapaz de formular ningún camino evolutivo hipotético para explicar el desarrollo de este arma, excepto el uso de bioingeniería avanzada y un aprovechamiento oportunista de los recursos disponibles.
Devorador: Peredo Uoro
Esta arma guarda más semejanza con una colmena que con un organismo diferenciado. El arma está incrustada en su huésped de tal manera que este proporciona comida e incubación para una horda de larvas devoradoras deformes. Estas larvas constituyen la munición del arma, que es un gran cuerno cónico perforado por múltiples tubos de respiración que, además, sirven como tubos de salida de la munición cuando la criatura está en peligro. Las feromonas atraen a las larvas hacia los tubos cuando la horda siente la necesidad de utilizar el arma. Una corriente bioeléctrica indica a la progenie cuándo atacar. Cuando topan con cualquier objeto empiezan a morder y revolverse en un ataque frenético mientras segregan una solución altamente corrosiva. Estas criaturas demuestran un gusto peculiar por los tejidos nerviosos, que mastican a toda velocidad mientras se dirigen hacia la médula espinal y el cerebro, lo que ocasiona una muerte agonizante, pero piadosamente rápida.
Hipótesis: parece que nos encontramos con un caso de manipulación de un mecanismo de defensa agresivo de la especie original. <Nota: los efectos desmoralizantes de esta arma son de sobra conocidos, por lo que cualquier oficial imperial debe estar preparado para reforzar la determinación de las tropas que se la encuentren.>
Devoracarne: Pulpa Terebro
Esta arma, utilizada por las "tropas básicas" de los Tiránidos, es un nido progenie. Contiene una larga progenie de escarabajos perforadores que, una vez han alcanzado la madurez, son mantenidos en un estado sedado por medio de emisiones de hormonas. Es probable que estos escarabajos pasen su vida encerrados en el interior del arma y sólo vean el exterior cuando son disparados. La estimulación neurológica del huésped provoca que uno de los escarabajos se dirija al esfínter de disparo. Una vez allí, el escarabajo despierta de su letargo y espera la señal bioeléctrica para atacar. Estos escarabajos ciegos parecen haber sido creados mediante ingeniería genética: sus halterios han sido modificados para prevenir cualquier grado de desviación en la trayectoria de vuelo. Cuando recibe la señal de ataque, el esfínter se abre, lo que permite al escarabajo volar hasta el objetivo. Al impactar, el escarabajo, aferrándose tenazmente, empieza a segregar enzimas digestivos y utiliza sus poderosas mandíbulas para abrirse paso hacia el interior del objetivo. Todo esto a una velocidad pasmosa y con una ferocidad brutal. Esa actividad persiste hasta que el escarabajo agota sus magras reservas de energía y muere de cansancio o hasta que algún golpe acaba con su corta y violenta vida.
Hipótesis: similares en forma y función a los devoradores, estos escarabajos tienen su origen, presumiblemente, en un animal agresivo cuyos instintos naturales han sido aprovechados para crear eficaces armas. Existen teorías que sugieren que el arma en sí es una versión radicalmente modificada del escarabajo hembra que pone y almacena los huevos en su interior.
Lanzadardos: Spinosus Manus
Este organismo presenta normalmente un cordón umbilical que se conecta a la larga laringe que rodea el cuerpo del huésped. El lanzadardos es un crustáceo que desarrolla una serie de letales espinas venenosas similares a las de muchos equinodermos oceánicos. Estas espinas están conectadas con muy poca firmeza a una serie de conductos de respiración alineados. El lanzadardos emplea un método de disparo bastante inusual: las bolsas respiratorias de grandes músculos del cuerpo del huésped canalizan todo el volumen de gases procedentes de la respiración del tiránido hacia estos conductos, con lo que la munición sale disparada. La propia criatura sólo permite que se dispare una sección del arma cada vez para asegurarse de que pueden efectuarse varias descargas si fuese necesario.
Hipótesis: en su presente forma, el organismo es incapaz de disparar sus espinas sin ayuda del huésped. Parece que se ha practicado ingeniería genética en un crustáceo depredador del oceano abisal que utilizaba la compresión de gases para cargar sus baterías de armas de una manera similar a la forma actual. El largo cordón umbilical podría indicar que la forma primitiva de la criatura pasaba gran parte del tiempo firmemente anclada al lecho marino o a los arrecifes de coral mientras que elevaba la laringe para obtener gases. Los líquidos requerirían una mayor energía que los gases para ser comprimidos en un nivel útil. Las autopsias indican vestigios de traíllas y branquias allí donde deberían de haber estado ancladas las espinas. Esto habría permitido al organismo descargar las espinas, con el violento retroceso subsiguiente, sin desengancharse de su punto de anclaje. [Incluso si hubiese alcanzado el grado máximo esperado de desarrollo biológico (sin manipulación genética), los gases acumulados en su interior habrían afectado negativamente la flotabilidad de la criatura, por lo que habría necesitado un anclaje más firme para no ascender por la diferencia de presión. Esto habría provocado que el organismo fuese vulnerable a los depredadores].
Cañón Venenoso: Sanies Effundo
Esta larga arma con forma de cuerno delgado consiste en un tubo hueco enderezado con grandes músculos concéntricos que descarga con gran fuerza un cristal. En las autopsias a algunas criaturas se han observado grandes sacos pulmonares, que servirían para proporcionar un impulso adicional a los proyectiles. Estos cristales son producidos en el interior de una cavidad del cuerpo del tiránido huésped, el cual está conectado al arma por varios cordones umbilicales. Estos transmiten los estímulos neurales al arma, la nutren y le proporcionan la munición. El cristal tiene un refuerzo exterior de concha que contiene una cápsula interna recubierta por una capa lipídica de aislamiento. El contenido de la cápsula está ultrapresurizado y consiste en una voraz combinación de ácidos, enzimas y toxinas que se liberan con el impacto y son capaces de disolver carne y armaduras con la misma eficacia. El cristal, no obstante, no es extremadamente duro o denso, por lo que la mayoría de vehículos blindados pueden resistir los impactos sin recibir daños críticos.
Hipótesis: desde el punto de vista evolutivo, resulta difícil imaginar cómo apareció este organismo simbiótico. Uno podría sospechar que se trata de una adaptación defensiva sacada fuera de contexto por los Tiránidos. Se sabe que estas armas se utilizan ampliamente para exterminar a las formas de vida indígenas antes de la tiranoformación de los planetas. Tal vez formen parte de un primer paso de predigestión además de ser armas eficaces.
Bioarmas de combate cuerpo a cuerpo
Látigo Orgánico: Verbero Verber
El látigo orgánico suele estar formado por tres probóscides radiales acabadas en ganchos de cuerno rígido. El "cuerpo" de este organismo está encerrado en el interior de una concha ósea que se agarra a su portador con un enganche característico. Los datos recogidos por los auspex, así como los exámenes de campo, han indicado que posee inteligencia animal. El látigo orgánico seguirá atacando a cualquiera que se acerque mucho después de que su portador haya sido eliminado. Las pruebas parecen indicar que capta las ondas cerebrales de los seres vivos; tal vez se trate de otra táctica de depredación natural que los Tiránidos han considerado apropiada para su uso armamentístico. Las ondas cerebrales de la mente enjambre no estimulan el ataque de la criatura: sospecho que se trata de algún tipo de simbiosis inducida; probablemente, debido a largos periodos de relación pseudosimbiótica o, tal vez, a la bioingeniería.
Hipótesis: presumo que se trata de un producto de bioingeniería realizado sobre algún tipo de organismo marino radiante común <Equinodermo>.
El primer contacto
El primer contacto del Imperio de la Humanidad con la amenaza alienígena representada por los Tiránidos tuvo lugar en una poco conocida base imperial en el sistema Tirán, que se encuentra en la frontera sureste de la galaxia. El planeta Tirán era una base de tránsito del Adeptus Mechanicus para las expediciones de exploración que estudiaban los sectores prácticamente desconocidos de la frontera galáctica. A causa del aislamiento de la base y a pesar de su pequeño tamaño, estaba fuertemente defendida y disponía de un astrópata para comunicarse con la Tierra, situada a más de 60.000 años luz de distancia.
El asalto a Tirán
La base de Tirán Prima estaba situada en el centro de los grandes océanos planetarios de Tirán, edificada en una isla que era el pico más alto de una antigua cadena de volcanes del planeta. Los océanos de Tirán cubrían más del 80% de la superficie del planeta y estaban habitados por una gran variedad de formas de vida que abarcaban desde los pequeños e inocuos pececillos a los peligrosos krakens de 200 metros de longitud. La base estaba fortificada para poder resistir las violentas tormentas y los ataques de las voraces formas de vida oceánica. Tirán Prima, además, disponía de cuatro gigantescos láseres defensivos en silos blindados que permitían abrir fuego contra cualquier astronave invasora alienígena o cualquier monstruosidad desconocida que pudiera habitar los profundos abismos oceánicos.
De Thandros a Macragge
El Inquisidor Kryptman recibió la noticia del último mensaje de Tirán meses después del ataque. Cuando su astronave llegó al sistema Tirán ya había transcurrido casi un año y al principio no pudo identificar el mundo muerto y árido que encontró como el planeta cubierto por océanos que había sido Tirán. Después de una larga búsqueda, el Inquisidor Kryptman localizó el archivo de Varnak y comprendió el horror del peligro alienígena que amenazaba al Imperio.