|
Post by Necrophilus on Jun 13, 2008 21:29:00 GMT 2
Ok, aqui se los dejo: Alexander Hidalgus´s La expedición
Quizás lo que esta escrito en estas hojas sea tomado como locura, o cualquiera de las miles de enfermedades mentales que hoy existen en este triste mundo, no dispongo de mucho tiempo antes que ellos lleguen, se esta haciendo de noche y tengo miedo, por eso empezare a contar lo ocurrido, para así quizás aliviar un poco mi alma antes de que sea llevaba al fuego eterno, deseo mostrarle siquiera a una persona lo que ocurrió en ese maldito viaje a la India…
Esa mañana desperté sobresaltado por un miedo que convertía mi corazón y mi mente en el mas débil y asustadizo cachorrito, veía ojos, ojos por todos lados, vacíos, pruebas vivientes de un infierno existente en nuestras vacías mentes, pero como a cualquier persona cuerda en su momento no le tome importancia, debido a que cada uno de mis sentidos están interesados en este viaje, éramos pocas personas, si que habían nativos, deseosos de un poco de dinero a cambio de sus conocimientos; luego de volver a la realidad y de reírme a mi mismo por el estupido sueño que había tenido me dirigí al baño para poder lavar mi cara y así poder olvidar esa estupida pesadilla, me sentía como una sanguijuela que se arrastraba a la vena de algún incauto animal, cuando por fin hube de lavarme la cara, levante esta para mirarme al espejo en busca de algún signo de enfermedad o desorden pero lo que observe me enfrío hasta los huesos de una manera inmensa, lo que me devolvía el espejo no era mi reflejo sino que otra imagen, no lograba distinguirla con claridad, quizás por el echo que mi cerebro se mostraba reacio a ver una imagen fuera de lo común en algo tan común como lo es un espejo, detrás mío solo estaba mi pieza, iluminada por una pequeña ventana con una luz que llenaba mi ser de amargura, luego de mirar otra vez y tratar de entender pude ver la imagen frente a mi con claridad, era un pasillo, largo y estrecho, las paredes desechas a causa del tiempo mostraban los interiores de la muralla, el piso de un color muerto por no decir otra palabra y al final de aquella unión entre muralla y piso pude ver una puerta, una puerta que estaba en pedazos, sin color alguno, sin ninguna identificación, solo un rayo que caía desde su inicio en la parte mas alta de la puerta hasta el final de ella, me atraía hacia ella, tenia que abrirla, saber que estaba mas allá de esa puerta, por desgracia en ese preciso momento cuando iba a colocar de manera inconsciente mi mano contra el espejo tratando de introducirlo y llegar a la puerta ( suena ridículo pero estaba embelezado) uno de mis compañeros se asomo a mi camarín diciendo que tenia que ir a la endemoniada proa a ver no se que, la ira me invadió pero no podía hacer nada así que partí. Cuando por fin subí a la superficie del barco pude ver un paisaje maravilloso, lleno de vida, el agua corría de una manera tan especial que hasta el día de hoy no puedo describirla, las aves seguían nuestro camino, éramos una caravana entre hombre, maquina y animales, era hermoso, a causa de esto perdí todo recuerdo del cuarto y la magnifica puerta, por entonces.
El río en que nos encontrábamos era uno de los mas pacíficos e inexplorados de toda la india, nosotros disfrazados de inocentes científicos teníamos rumores de que existían una gran manada de monos y nosotros deseosos de un poco mas de dinero fuimos allí para cazarlos. Llevábamos un buen rato navegando cuando el viaje empezó a ponerse extraño, primero los graciosos y grotescos animales del lugar desaparecieron siquiera lagartos habían, eso nos pareció extraño, luego los guías empezaron a actuar de manera extraña como si quisieran evitar el lugar, cuando por fin tomamos una de las bifurcaciones, debido a que el trayecto original había sido mal trazado. Empezamos a ir en picada, de una manera subía, los guías estaban muy nerviosos y murmuraban palabras inconcisas en nuestro idioma, de pronto me llamaron hacia la punta del barco para que me fijara en un curioso detalle del agua, poco a poco el color verdoso y natural de esas aguas fue siendo remplazado por el mas oscuro y espeso de los rojos, el olor era inaguantable, con un palo que había en la cubierta tratamos de ver que era esa agua tan extraña con la que nos habíamos encontrado, cuando por fin la acercamos a nuestras manos y narices, horrorizados descubrimos que era sangre, Sangre, pero como podía haber tanta sangre, muchos de nosotros quisimos devolvernos, incluyendo los guías, pero el patrocinador de esta expedición se negó, decía que había mucho dinero en juego, si supiera lo que mas adelante estaría en juego, pero como dicen el dinero mueve el mundo y este caso no fue distinto, continuamos nuestra travesía para encontrarnos con cadáveres de los famosos monos y otros animales flotando en el agua en una especie de macabro carnaval, muchos vomitaban, incluyéndome, el olor era inaguantable, una vez que entraba por tu nariz se disipaba por todo tu sistema nervioso, cada una de las células de tu cuerpo te querían hacer vomitar con ese maldito hedor, cuando por fin tocamos tierra, muchos estábamos con el estomago vacío a causa de tanta indigestión, cuando por fin pudimos alejarnos del olor del río otro imprevisto se dio a la luz, uno de nuestros compañeros deseoso de algo para comer encontró un árbol de cocos, no era mucho pero por lo menos tenían algo de agua; cuando por fin agarro unos cuantos y estos cayeron a nuestras manos, sentí algo raro, los cocos eran en si muy blandos y además se sentía que tenían mucho liquido y sin ningún movimiento este liquido se agitaba de una manera casi viva, trate de advertirle a uno de mis compañeros pero no me escucho, lastima quizás así hubiera sobrevivido, cuando por fin algunos empezaron a beber de la leche de este fruto mi hipótesis de que algo estaba mal se confirmo, casi al unísono mis compañeros escupieron el contenido liquido que se hallaba en sus bocas, para darse cuenta de que los cocos estaban llenos de sangre, grité, estaba aterrado y confundido, como esa sangre podía haber llegado a los cocos, era imposible, muchos compartían mi opinión y poco a poco empezaron a caer en la locura.
Cuando avanzamos unos kilómetros a lo que parecía era el norte, nos encontramos con un montón de cadáveres, todos ellos colgados de diferentes árboles, miles de épocas juntas en una, solo por una simple soga alrededor del cuello, muchos murmuraron plegarias, mientras que otros presas ya de la desesperación, huyeron internándose en la profunda selva, para mas tarde encontrar su fin, sepa Belcebú que fue lo que los mato, quedábamos pocos ya presa de la locura e estupida de esta situación, no cabe decir que los guías fueron los primeros que nos abandonaron, hicieron bien, malditos indios, si solo nos hubieran advertido, quizás esta historia nunca habría pasado.
Ya éramos 10 solamente y la tarde ya se cernía sobre nuestras nucas, caminamos sabe Belcebú cuanto, hasta que llegamos al lugar en que ningún hombre desearía estar, estaba al otro lado de unas grandes cetas, estaba un poco mas abajo por lo que tuvimos que saltar, era una llanera, pequeña, bien pequeña y toda muerta, cada uno de los granos de tierra de ese lugar estaban muertos, parecía tierra de el cementerio mas antiguo y acabado de todos. Asustados empezamos a redondear la llanura muerta, ninguna planta se erguía, pasamos la tarde en el lugar debido a que muchos estaban cansados y con razón, sin agua, asustados y perseguidos por una fuerza invisible pero más terrorífica que el peor de los demonios que el infierno haya escupido.
Paso la tarde y empezamos a explorar la llanura mas a fondo, debido a que su orografía era muy desigual se tenía que ir observando con cuidado, cuando ya llevábamos un buen tiempo ya cuando nuestros ojos se fijaron en una ruinas, no mas grande que una aldea pequeña pero a la vez muy útiles a la hora de proveernos de cobijo contra la fría noche, cuando por fin llegamos a las ruinas nos dimos cuenta de que de un modo u otro estaba ocupada… de cadáveres, mas inmundos cadáveres todos con una maldita expresión del mas profundo horror, a pesar de estar muertos su carne no estaba del todo también, muy seca y muy asquerosa pero si seguía allí, uno de los nuestros se acerco para tocarlo pero al mismo tiempo se alejo debido a un grito de terror cuando la cara del cadáver expulso una especie de gusano, nunca había visto algo así, era horrible con un color a carne que ni la misma carne que esta pegada a mis huesos puede igualar, el pobre tipo estuvo todo el resto de la tarde en shock, creo que odiaba a los insectos. Las ruinas eran unas simples chozas de piedra, todas alrededor de una pequeña placita, que a pesar de estar sin ninguna rosa o planta por el estilo denotaba que en otro tiempo estaba llena de belleza y vida, pero había algo allí que no encajaba, algo que contrastaba con todo el paisaje desolado y muerto de esa llanura, era un árbol un solo árbol, parecía muerto y seco, a decir verdad muy antiguo pero que había sobrevivido a las inclemencias de la vida, sus hojas rojas, quizás demasiadas rojas cubrían a la mayoría de las ramas, estaba un poco inclinado como si hubiera sido azotado por una fuerte ventisca. Todos curiosos por las condiciones y el modo en que este árbol seguía allí nos acercamos, pudimos divisar un grupo de frutos, parecían manzanas que se escondían entre las hojas de su mismo color, cuando parecía que no habrían mas sorpresas fuimos no muy gratamente recibidos por una víbora, era una grande y parecía igual de seca y muerta que el árbol, además de venir bajando de este ultimo, sus ojos eran azules, muy bellos y antinaturales para una criatura que pasa la vida arrastrándose, esos ojos, nunca los olvidare tan vacíos y que irradiaban un frío solo comparable con las montañas mas altas y blancas de Los Alpes, graciosamente bajaba, parecía no prestarnos atención, cuando por fin su cola parecía asomarse de entre las hojas esta rozo uno de los frutos haciendo que este cayera a los pies de uno de los hombres del grupo. Nos incitaba a comer los frutos pero ¿por qué? En ese momento no lo supe, y pido con cada gramo de ser haber sabido antes y terminar con esta locura, cuando por fin la víbora descendió del árbol nosotros seguíamos ocupados observando ese fruto, que graciosamente apoyado en ese pie nos hacia devorarlo con la mirada, el hambre nos mataba y que mas podíamos hacer, el primer afortunado devoro aquel fruto solo para seguir comiéndolos y así todos nosotros continuamos comiendo de aquel maldito árbol hasta que nos hastiamos.
Ya bien avanzada la noche los problemas volvieron a empezar, Mark el tipo que toco al cadáver y que este le devolvió la caricia con un gusano se había levantado a la mitad de la madrugada a seguir comiendo un poco mas de esos frutos, quizás la gula si es un pecado mortal por que Mark recibió todo el castigo por ella, escuchamos gritos, gritos que ningún ser humano seria capaz de producir pero que al mismo tiempo eran producimos por uno muy desesperado, estábamos ya listos para iniciar la búsqueda cuando todo callo, el silencio volvía a reinar, Mark había callado de un momento a otro y yo me temía por que, estuvimos todo el resto de la madrugada buscándolo, cuando lo encontramos no lo podíamos creer, estaba muerto, muerto de la manera mas asquerosa que alguien podría imaginarse, su ropa estaba rajada, rajada por sus propias uñas al parecer entre los gritos de dolor empezó a romper su ropa, en un vano intento de apaciguar el dolor, su piel estaba… o dios estaba blanca, muy blanca, el era un puto negro y su piel estaba blanca como eso era posible, cuando alce la mirada para ver su cara vomite, su boca abierta de una manera descomunal como tratando de expeler el grito mas fuerte de su vida estaba llena de gusanos, gusanos y mas gusanos salían de su boca y de las cuencas de sus ojos, no entendíamos, no podíamos entender que pasaba. Salimos corriendo del lugar, dejando las cosas, no nos importaba solo queríamos huir de ese maldito lugar, no habíamos llegado al final de la llanura cuando otro de nuestros compañeros, Joseph empezó con las mismas convulsiones dignas de un epiléptico, cayó al suelo, no nos habíamos percatado hasta cuando empezaron los gritos y allí paramos, dimos poco a poco la vuelta para ver el espectáculo mas horrendo y bizarro que un hombre puede soportar, poco a poco Joseph empezó a contorsionarse en el suelo, arañando sus ropas, el color de su piel empezaba a desvanecerse y su boca a llenarse de los malditos gusanos, y nosotros… pues nosotros no hicimos nada, estábamos muy asustados para hacer algo, nos quedamos allí contemplando en un vano intento de despertar de una pesadilla que nadie desearía estar, nunca podré olvidar la mirada de los ojos de Joseph antes de que estos fueran consumidos por los gusanos, era una mirada de terror, sus ojos me imploraban ayuda, pero yo no hice nada, fui un cobarde y preferiría haber muerto con tal de haberlo ayudado. Trate de guiar al resto de mis compañeros a seguir el camino, de pronto otro de ellos empezó con las malditas convulsiones, esta vez no hicimos lo mismo, hicimos algo aun mas horrible entre tantas abominaciones, huimos, lo dejamos a su suerte mientras nosotros escapábamos, logramos volver a la selva, donde el paisaje desolador era impresionante, habían cientos sino miles de cadáveres todos observando, no hacían nada, no tenia tiempo de pensar, estaba asustado, asustado de morir, las criaturas eran horribles, pero me fije en algo mientras corríamos, eran personas, cientos y cientos de personas, afectadas de la misma manera que nosotros, los gusanos emanaban de sus bocas pero ellos solo se quedaban allí observando.
Nos acercábamos a la orilla cuando yo ya había quedado solo, el resto de mi grupo empezó con las convulsiones y yo el muy cobarde los abandone, abandone a cada uno de ellos, en mi afán de salvación, en mi afán de protección, pero también era muy tarde para mi, alcance solamente a subir al barco para luego perder el conocimiento debido a un fuerte golpe que me di contra el mástil, no recuerdo nada mas…
Increíblemente sobreviví, desperté todo maltrecho con los signos de las convulsiones, y algunos pedazos de uña en mi carne destrozada pero seguía vivo, al parecer quedaban algunos guías en el barco y cuando me vieron llegar me llevaron a un hospital, dijeron que tenia suerte, pero suerte de que me pregunto yo. Los doctores no creían en mi historia, yo la relataba una y otra vez pero ellos no me creían, cuando ya empezó a oscurecer y yo en un vano intento de encontrar paz en mis sueños fui interrumpido por una brisa, una brisa muy gélida para un lugar como ese, trate de ubicar con mi vista la ventana causante de mi entumecimiento, pero no había ventana, como no había nadie mas en la habitación, asustado como un niño de 5 años, cerré mis ojos, sentía que algo venia, algo se aproximaba pero no sabia que, paso un momento y no me paso nada, pero sentía que fuera lo que fuese no se había ido, llenándome de valor abrí lentamente mis ojos para encontrarme cara a cara con… ¡todos mis compañeros!, cada uno de ellos me observaban al igual que esos mounstros de la selva, todos muertos, todos con sus caras deformadas a causas del dolor, poco a poco los gusanos expulsados de sus bocas y cuencas empezaron a llenar mi cama, grite, grite y grite, solo para encontrar el doloroso pinchazo de un tranquilizante y la suave voz de una enfermera, cada noche seguía pasando, ellos volvían, cada noche ellos regresaban a atormentarme por haberlos abandonado, cada noche hasta el día de hoy…
. ………………………………………………..
|
|