Post by Necrophilus on Feb 26, 2009 18:57:32 GMT 2
Pues como ya saben yo hice un post por asi decirlo bastante nutrido sobre los licantropos ( mi casta preferida) pero eso no me impide hacer un post bastante nutrido sobre los vampiros, un mito cuyo arraigo es casi tan antiguo como el licantropo en si, lo pongo en otras especies alienigenas ya que wolfmarian movio el de los hombres lobo aqui para que asi esten juntitos, asi que empezemos señores con la clase del tio necro:
Un vampiro es, según la cultura popular de varios países, una criatura que se alimenta de sangre de seres vivos para mantenerse activo.
En algunas culturas orientales y americanas aborígenes el vampiro es una deidad demoniaca o un dios menor que hace parte del panteón siniestro en sus mitologías.
En la cultura europea y occidental, siendo este el arquetipo que más a calado hasta nuestros días, el vampiro es un ser humano convertido después de morir en un engendro depredador chupasangre.
Probablemente la figura del vampiro presente en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, proviene inicialmente de la necesidad de representar uno de los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según la concepción de Carl Jung, como es el denominado "sombra", que representa los instintos o impulsos humanos ocultos más primitivos, o nuestra faceta instintiva animal, y así sería la encarnación del mal como entidad o una representación del lado salvaje del hombre latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.
Pero posiblemente el vampiro como mito es una combinación compleja de varios temores y creencias humanas como la antes anotada, más otras como la atribución a la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a la enfermedad o sobre todo a la muerte y en consecuencia a su expresión más palpable como es el cadáver, así como a la depredación, y la fascinación temerosa por la inmortalidad. Algunos estudiosos del vampirismo han sugerido que el mito que ha trascendido hasta nuestros días a partir de su origen europeo también está relacionado, total o parcialmente, con la necesidad de dar una explicación causal, en medio de una atmósfera de pánico colectivo, a fenómenos epidémicos que asolaron Europa originados por enfermedades reales como la rabia, la peste o la porfiria, antes de que la ciencia los explique racionalmente.
La palabra "vampiro" viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez "ser volador", "beber o chupar" y "lobo", además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago. Otros nombres son: brucolaco en castellano, vurdalak (ruso moderno), vrolok (eslovaco), strigoï o strigoiul (rumano moderno), vampir o vukodlak (serbio), upiro (polaco), nosferatu (del griego nosophoro, portador de enfermedad) vampyrus (latín) y Kyuuketsuki o Kuei-jin en japonés
La descripción de estas criaturas varía de autor en autor y de mitología en mitología. La mayoría de las ideas acerca de vampiros que forman parte de la cultura popular contemporánea quizás provengan de la literatura, sobre todo de la novela Drácula y las películas basadas en ella, así como de los comics y de los videojuegos, aunque a veces incluso contradicen las características originales o la naturaleza primordial del vampiro folclórico.
Las siguientes son el conjunto de características que les han sido atribuidas, siendo tan solo algunas las esenciales y comunes en el folclore general o del mito básico como parte de las creencias de ciertas regiones, y otras son atributos inventados por los novelistas y libretistas de cine o diseñadores de videojuegos.
Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, de ahí que se les llame no-muertos. Esta naturaleza determinaba su aspecto básico:
Poseen largos y puntiagudos caninos (colmillos) y su piel es muy pálida y fría.
Según algunas culturas, un muerto desenterrado era considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía sangre de la boca o la nariz. También si notaban que sus uñas, pelo y dientes eran más largos que cuando había sido enterrado e incluso poseía un aspecto más saludable de lo esperado, mostrando piel sonrosada y pocos o ningún signo de descomposición. En algunos casos, cuando se abrían las tumbas sospechosas, se podía encontrar que el cadáver tenía sangre fresca de una víctima manchando su cara.
En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos, y poseían unas largas uñas.
En Bulgaria se les puede reconocer por poseer un solo agujero en la nariz.
Según algunas culturas, tienen la posibilidad de transformarse en insectos, murciélago, rata, lobo o en niebla. La forma más mencionada en la cultura popular es la del murciélago.
Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay descripciones de que también son antropóf*gos. Antiguamente, en algunas culturas se consideraba que la sangre no era la base de su sustento, sino el "fluido vital" humano, algo tan etéreo como el alma, que en nuestra cultura se identifica con la sangre. Actualmente algunos autores denominan vampiros psíquicos o emocionales a los perpetradores de acoso laboral o "Moobing".
No se reflejan en los espejos ni tienen sombra, tal vez como una manifestación de la carencia de un alma. Este atributo no es universal, pues por ejemplo el vampiro griego vrykolakas/tympanios poseía tanto sombra como reflejo), pero es muy popular gracias a novelistas como Bram Stoker que lo menciona en su novela Drácula.
No toleran el ajo. En algunas tradiciones, también pueden ser alejados con rosas silvestres.
Los vampiros por su naturaleza siniestra o demoniaca no soportan los símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o con agua bendita y no pueden cruzar por terrenos consagrados como los de una iglesia.
Son indestructibles por medios convencionales y son extremadamente fuertes y rápidos pero se debilitan junto a las corrientes de agua.
Aunque en general se supone los vampiros son vulnerables a la luz del sol, en algunas culturas se decía que no solo pueden resistir la luz del sol, sino que en algunos casos podían viajar a otro pueblo y llevar allí una vida normal.
Algunas tradiciones sostienen que un vampiro no puede entrar en una casa si no es invitado por el dueño; pero que una vez es invitado puede entrar y salir a placer.
En algunas zonas de Europa del este, existe la creencia de que el vampiro es un ser lujurioso que vuelve al lecho conyugal y deja embarazada a su esposa. De esta relación nacía un niño de características especiales (que varían en cada región), que se conocía como dhampiro.
Tienen una afinidad natural con la magia, en especial con la magia negra y concretamente la necromancia, siendo capaces de dominarla con mucha más facilidad que el hechicero no vampiro más diestro.
Origen de un vampiro:
La causas de que un humano se transforme en vampiro son muchas y muy variadas, dependiendo de cada región. Según las tradiciones eslava y china, se temía que un cadáver pudiera transformarse en no-muerto si pasaba por encima de él un animal, especialmente un perro o gato. También corría este riesgo un cuerpo que no hubiera sido debidamente tratado hirviéndolo en agua. En Rusia se decía que los vampiros eran brujas o personas que se habían rebelado contra la Iglesia mientras estaban vivos, vendiendo su alma al diablo.
Según casi todas las tradiciones, toda aquella persona que fuera mordida por un vampiro se convertiría a su vez en uno. Según historias más actuales, semejante transformación solo se consigue cumpliendo una condición específica, desde dar a beber de su sangre a la víctima, hasta que esta tenga un rasgo físico o psicológico en concreto.
Identificación del vampiro:
Existen numerosos y variados rituales que se utilizaban para identificar a un vampiro. Uno de los métodos para localizar la tumba de uno consistía en guiar a un muchacho virgen montado en un caballo también virgen a través de un cementerio; el caballo se negaría a avanzar sobre la tumba en cuestión. Generalmente se requería que el caballo fuera negro, aunque en Albania era necesario que fuera blanco. Que aparecieran agujeros en la tierra sobre la tumba era tomado como un signo de vampirismo.
La comprobación mas socorrida consistía en la exhumación del cadáver sospechoso para comprobar directamente si tenia las características tradicionales y destruirlo, practica que llegó a ocasionar numerosas profanaciones de tumbas.
Otra evidencia de la actividad de un vampiro en la localidad incluía la muerte del ganado, de familiares y conocidos. Algunos podían hacer evidente su presencia mediante pequeños actos similares a los de un poltergeist, tales como mover muebles de la casa
Protección contra un Vampiro:
Prácticas preventivas . Existen muchos ritos tradicionales para evitar que un muerto se convirtiera en un vampiro. Enterrar al cuerpo cabeza abajo era una de las más extendidas, como también colocar hoces o guadañas cerca de la tumba, para evitar que los demonios poseyeran el cuerpo o para apaciguar al muerto y que este no se levantara de su ataúd. Es un método que se asemeja al usado en la Antigua Grecia de colocar un óbolo en la boca del muerto para pagar a Caronte. Esta tradición se ha mantenido en el folclore de la Grecia moderna sobre el vrykolakas, según el cual se pone una cruz de cera y una pieza de cerámica con la inscripción "Jesucristo conquista" sobre el pecho del cadáver para evitar que se convierta en vampiro. Otros métodos que se practicaban comúnmente en Europa incluían cortar los tendones de las rodillas, o esparcir semillas o arena en la tierra de una tumba sospechosa de contener a un vampiro; esto era para mantener al vampiro ocupado durante toda la noche contando los granos caídos. Historias chinas similares relatan que si un vampiro se encontraba con un saco de arroz, tendría que contar todos los granos uno a uno; es una temática que se puede encontrar en los relatos del subcontinente indio, así como en Sudamerica, sobre brujas y otros tipos de espíritus malignos o traviesos.
Talismanes, sustancias y objetos protectores. Hay muchos objetos, sagrados o profanos, capaces de alejar a los no-muertos y que son comunes en las leyendas sobre vampiros, como el ajo o el agua bendita. Estos objetos varían de región en región; se dice que una rama de rosa silvestre o de espino puede dañar al vampiro; en Europa, esparcir semillas de mostaza en el tejado se decía que los mantiene alejados. Otras formas de protección incluyen objetos sagrados, por ejemplo un crucifijo, un rosario, o agua bendita.
Aunque no se considera como un objeto de protección, debido a que no se reflejan en ellos los espejos han sido utilizados para alejar a los vampiros cuando se situaban en una puerta, mirando hacia afuera.
Destrucción de un vampiro.
En los Balcanes, existía el cazador de vampiros que podía ser un religioso o un dhampiro que es un hijo o descendiente de un vampiro con el poder de detectar(aunque fueran invisibles) y destruir vampiros.
Clavar una estaca es el método más citado, particularmente en las culturas eslavas al sur. El fresno era la madera preferida en Rusia y en los estados bálticos, el espino en Serbia, y el roble en la región de Silesia. La estaca solía clavarse en el corazón de los cadáveres sospechosos de ser vampiros, aunque se apuntaba a la boca en Rusia y en el norte de Alemania, y al estómago en el noreste de Serbia. Atravesar la piel del pecho era una manera de "desinflar" al vampiro hinchado; es similar al acto de enterrar objetos afilados, como hoces, junto al cadáver, de forma que penetrara en la piel si el cuerpo se hinchaba lo suficiente mientras el cuerpo se transformaba en un no-muerto.
La decapitación era el método preferido en las áreas germanas y eslavas del oeste, enterrando la cabeza junto a los pies, tras las nalgas o alejada del cuerpo. Este acto se veía como un modo de acelerar la marcha del alma, que, en algunas culturas, se creía que permanecía en el cuerpo.
La cabeza, el cuerpo o las ropas del vampiro también podían ser clavadas al suelo para evitar que se alzara. Los gitanos clavaban agujas de hierro y acero en el corazón del cadáver y colocaban pequeños fragmentos de acero dentro de la boca, sobre los ojos, en las orejas y entre los dedos durante el entierro. También introducían espino en el calcetín del muerto, o le clavaban una estaca de espino en las piernas.
Medidas adicionales incluían rociar agua hirviendo sobre la tumba o la completa incineración del cadáver.
En los Balcanes, el vampiro también podía morir si se le disparaba o ahogaba, repitiendo el funeral, rociando agua bendita sobre el cadáver, o con un exorcismo.
En Rumanía se podía colocar un ajo en el interior de la boca, y en una época tan reciente como el siglo XIX, se tomaba la precaución de disparar una bala a través del ataúd.
Para casos recalcitrantes, se desmembraba el cuerpo y se quemaban las partes, mezclándolas con agua y administrándoselas a los familiares a modo de cura.
En las regiones sajonas de Alemania, se colocaba un limón en la boca del sospechoso de ser un vampiro.
Historia de los Vampiros:
Si bien existen sugerentes leyendas en todas las civilizaciones de la Antigüedad, desde Egipto a Sumeria, la primera referencia histórica del vampiro se encuentra en la obra de Lucio Apuleyo, un escritor y filósofo romano, que vivió entre los años 125 y 180. Su novela De Asino Aureo cuenta la historia de dos hermanas malignas, Meroe y Panthia, que bebieron la sangre de un tal Sócrates (ninguna relación con el gran filósofo griego). Las hermanas cerraron las heridas de Sócrates con una esponjilla para que éste no se diera cuenta de la pérdida de sangre, pero cuando al día siguiente se inclinó para beber agua de un río, la esponjilla se cayó al agua, y tras ella la última gota de vida.
Los vampiros en la Antigüedad [editar]En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utuhu y a los Maskin, seres muy similares a los vampiros que eran los culpables de las enfermedades y las pestes, por parte del pueblo. Estos seres junto con las huestes de Alal y Telal, pueden considerarse como antecesores de los vampiros.
En el Antiguo Egipto encontramos deidades vampíricas como Srun, caracterizada por tener aspecto de lobo y largos colmillos. Solían alimentarse de los cuerpos de sus víctimas humanas. Los fenicios tenían la creencia de que la mortandad de niños era debida a los ataques de Lilitu, espectro errante que se alimentaba de la sangre de los infantes. Se hicieron exorcismos para devolver a los chupasangres (también llamados chtonios, "amigos de la sangre") a sus tumbas.
En el judaísmo uno de sus arquetipos míticos es Lilith, la primera mujer de Adán, de quien se decía que, entre otras cosas, se alimentaba de la sangre de los niños no circundados y es inspiradora de muchos personajes de vampiresas seductoras en la ficción por su acentuado carácter sexual.
Kali Ma, en la India era una diosa sanguinaria y feroz, con cuatro brazos y una larga cabellera. Se le ofrecían sacrificios humanos en los que la sangre era el elemento principal. Otros seres eran los butchas.
En la antigua China se consideraba que se convertían en vampiros aquellos que habían cometido crímenes en vida. Cuando éstos morían, se les exhumaba y se les cortaban todos sus miembros a trozos.
En América, el pueblo amerindio Mapuche tiene entre sus creencias la existencia de un ser vampírico conocido como el Pihuychen que atacaría principalmente a animales, pero también a humanos. Igualmente creían en la existencia de una criatura vampírica acuática conocida como Trelke-wekufe (El cuero). Posteriormente ambos seres formarían también parte de la tradición chilena. También los Aztecas creían en un ser vampírico conocido como Civatateo que atacaba a los niños que después morían de una extraña enfermedad. También se dice que atacaba en las noches y especialmente en los cruces de caminos. También en la cultura Maya se creía que el guardian de Xibalba era un murciélago con rasgos humanos llamado Camazotz que decía arrancaba las cabezas de los extraños.
Ya en Europa, más concretamente en la mitología de la antigua Grecia, está la leyenda de Lamia, hija del rey oriental Belus y cuyos hijos fueron asesinados por la diosa Hera al conocerse que Lamia tuvo un romance con Zeus. Para vengarse, Lamia comenzó a perseguir a todos los niños que se encontraba para extraerles la sangre para alimentarse. Esta leyenda originó la superstición que persistió en las zonas rurales de la Grecia moderna, según la cualLamia atacaba a todos los viajeros extraviados, seducidos por la belleza de la "chupasangre". También en la mitología griega se encuentra el caso de Empusa, hija de la diosa Hécate, un ser con pies de bronce y monstruoso que podía transformarse en una bella mujer y conquistaba a los hombres para aprovecharse de su sangre. Además en la Hélade existían en sus leyendas las striges, deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de los humanos mientras estos dormían. También existía un ser llamado Vrycolaka, que atacaba a su familia después de muerto.
Los romanos tenían a los larvae, no-muertos que no habían pagado sus crímenes en vida, y se vengaban de su estado esquelético y fantasmal absorbiendo la vida de los vivos.
En España, hacen parte del mito criaturas como las guaxas en Asturias, las guajonas en Cantabria y las meigas chuchonas en Galicia, todas ellas con un solo colmillo para succionar la sangre de sus víctimas, sobre todo niños.
En la Edad Media, en los países de religión musulmana se hablaba de unos vampiros llamados gul, en el caso de ser varón, y gola siendo mujer, que se convertían en tales por haber tenido una muerte violenta. Estos seres tienen su aparición en uno de los relatos de Las mil y una noches llamado Honor de un Vampiro.
En la primera expedición de los vikingos hacia Islandia en diferentes grupos, ocurrió que en la primera noche allí, uno de los grupos (que se componían de una treintena cada uno) fue masacrado por una especie de vampiros que les absorbieron la sangre.
La palabra upier (también como en polaco significa vampiro) llegó a utilizarse por primera vez en Rusia en el año 1047 para referirse a un príncipe ruso.
En 1190 Walter Map escribe De Nagis Curialium, en donde escribe hechos ocurridos por ataques vampíricos en Inglaterra. También recoge casos ingleses William de Newburgh en sus Chronicles, en 1196.
Durante la Edad Media, las pulgas, que son también chupadoras de sangre, se consideraban un ser vampírico por su implicación a la hora de extender la Gran Peste Negra de 1348. De aquí surgieron varias referencias literarias sobre "el Señor de las Pulgas" y, por extensión, "el Señor de los Insectos" y "el Señor de las Moscas". Los celtas enterraban a sus muertos boca abajo, para que entraran en el "otro mundo" mirando en la dirección correcta: hacia abajo. En Europa Oriental, era frecuente introducir un diente de ajo en la boca de los muertos antes de inhumarlos.
También en la Edad Media y en Cataluña se encuentra la historia del Conde Arnau de Mataplana. Este conde prometía una medida de trigo a todo aquel que le suministrara una medida de piedra para la construcción de su castillo. Una vez construido el mismo, Arnau no cumplió con lo dicho respecto a sus súbditos. La población en venganza avisó a las brujas del lugar para que realizara hechizos sobre el conde y estos se realizaron. El conde, no enterado de estas conjuras contra él, estaba enamorado de una abadesa del convento de San Juan de las Abadesas, a quien, después de haber sido rechazado, violó y secuestró para llevársela a su nuevo castillo. Era noche de difuntos. Cuando a la mañana siguiente fueron unos hombres a parlamentar con Arnau, se encontraron con la espantosa imagen del conde y la abadesa despedazados por lo que dijeron unos perros vampíricos. Se dijo que hasta el siglo XIX cada noche de difuntos el conde, la abadesa y la jauría de perros salían del más allá para chupar la sangre y despedazar a todo aquel que se encontraran por la noche en aquellos lares catalanes.
En Pratdip, existe la leyenda de que unos perros vampíricos atacaban a los habitantes de esta población, además de historias de conjuros y hechizo.
Otro vampiro en Cataluña, también en el Ampurdán, es el caso de Ugarés. Fue un hombre que vivió en un megalito y que fue poseído por espíritus malignos por extraños personajes venidos desde el Mar Caspio. Se dice que murió en el siglo X en una batalla, en la que sufrió un ataque de posesión que descargó contra sus enemigos. Luego en el siglo XV se construyó un castillo donde había sido enterrado, justo en el megalito en donde vivió. Durante las obras y luego ya construido hubo toda clase de desgracias, como enfermedades plagas y muertes extrañas. El que rigió el castillo también ha pasado a la historia con el nombre de Ugarés y se dedicó a realizar todo tipo de tropelías como asesinar niños y luego beberse la sangre de estos y comerse sus cuerpos (decían que le había poseído el espíritu del antiguo Ugarés). Todos los habitantes de la villa decían que nunca envejecía y que adivinaba el futuro. En 1427 hubo un terremoto en la zona y todos creyeron que Ugarés había muerto, pero en 1483 aparecieron de nuevo las epidemias y las desapariciones de personas y durante siglos la leyenda de los Ugarés pervivió.
En el siglo XV existió una familia vampírica que vivía en East Lothiam, Escocia. Primero fueron una pareja que ingerían la sangre y comían a los viajeros que se hospedaban en su casa. Luego sus hijos heredaron estas actuaciones de vampiros.
Un vampiro es, según la cultura popular de varios países, una criatura que se alimenta de sangre de seres vivos para mantenerse activo.
En algunas culturas orientales y americanas aborígenes el vampiro es una deidad demoniaca o un dios menor que hace parte del panteón siniestro en sus mitologías.
En la cultura europea y occidental, siendo este el arquetipo que más a calado hasta nuestros días, el vampiro es un ser humano convertido después de morir en un engendro depredador chupasangre.
Probablemente la figura del vampiro presente en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, proviene inicialmente de la necesidad de representar uno de los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según la concepción de Carl Jung, como es el denominado "sombra", que representa los instintos o impulsos humanos ocultos más primitivos, o nuestra faceta instintiva animal, y así sería la encarnación del mal como entidad o una representación del lado salvaje del hombre latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.
Pero posiblemente el vampiro como mito es una combinación compleja de varios temores y creencias humanas como la antes anotada, más otras como la atribución a la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a la enfermedad o sobre todo a la muerte y en consecuencia a su expresión más palpable como es el cadáver, así como a la depredación, y la fascinación temerosa por la inmortalidad. Algunos estudiosos del vampirismo han sugerido que el mito que ha trascendido hasta nuestros días a partir de su origen europeo también está relacionado, total o parcialmente, con la necesidad de dar una explicación causal, en medio de una atmósfera de pánico colectivo, a fenómenos epidémicos que asolaron Europa originados por enfermedades reales como la rabia, la peste o la porfiria, antes de que la ciencia los explique racionalmente.
La palabra "vampiro" viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez "ser volador", "beber o chupar" y "lobo", además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago. Otros nombres son: brucolaco en castellano, vurdalak (ruso moderno), vrolok (eslovaco), strigoï o strigoiul (rumano moderno), vampir o vukodlak (serbio), upiro (polaco), nosferatu (del griego nosophoro, portador de enfermedad) vampyrus (latín) y Kyuuketsuki o Kuei-jin en japonés
La descripción de estas criaturas varía de autor en autor y de mitología en mitología. La mayoría de las ideas acerca de vampiros que forman parte de la cultura popular contemporánea quizás provengan de la literatura, sobre todo de la novela Drácula y las películas basadas en ella, así como de los comics y de los videojuegos, aunque a veces incluso contradicen las características originales o la naturaleza primordial del vampiro folclórico.
Las siguientes son el conjunto de características que les han sido atribuidas, siendo tan solo algunas las esenciales y comunes en el folclore general o del mito básico como parte de las creencias de ciertas regiones, y otras son atributos inventados por los novelistas y libretistas de cine o diseñadores de videojuegos.
Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, de ahí que se les llame no-muertos. Esta naturaleza determinaba su aspecto básico:
Poseen largos y puntiagudos caninos (colmillos) y su piel es muy pálida y fría.
Según algunas culturas, un muerto desenterrado era considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía sangre de la boca o la nariz. También si notaban que sus uñas, pelo y dientes eran más largos que cuando había sido enterrado e incluso poseía un aspecto más saludable de lo esperado, mostrando piel sonrosada y pocos o ningún signo de descomposición. En algunos casos, cuando se abrían las tumbas sospechosas, se podía encontrar que el cadáver tenía sangre fresca de una víctima manchando su cara.
En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos, y poseían unas largas uñas.
En Bulgaria se les puede reconocer por poseer un solo agujero en la nariz.
Según algunas culturas, tienen la posibilidad de transformarse en insectos, murciélago, rata, lobo o en niebla. La forma más mencionada en la cultura popular es la del murciélago.
Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay descripciones de que también son antropóf*gos. Antiguamente, en algunas culturas se consideraba que la sangre no era la base de su sustento, sino el "fluido vital" humano, algo tan etéreo como el alma, que en nuestra cultura se identifica con la sangre. Actualmente algunos autores denominan vampiros psíquicos o emocionales a los perpetradores de acoso laboral o "Moobing".
No se reflejan en los espejos ni tienen sombra, tal vez como una manifestación de la carencia de un alma. Este atributo no es universal, pues por ejemplo el vampiro griego vrykolakas/tympanios poseía tanto sombra como reflejo), pero es muy popular gracias a novelistas como Bram Stoker que lo menciona en su novela Drácula.
No toleran el ajo. En algunas tradiciones, también pueden ser alejados con rosas silvestres.
Los vampiros por su naturaleza siniestra o demoniaca no soportan los símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o con agua bendita y no pueden cruzar por terrenos consagrados como los de una iglesia.
Son indestructibles por medios convencionales y son extremadamente fuertes y rápidos pero se debilitan junto a las corrientes de agua.
Aunque en general se supone los vampiros son vulnerables a la luz del sol, en algunas culturas se decía que no solo pueden resistir la luz del sol, sino que en algunos casos podían viajar a otro pueblo y llevar allí una vida normal.
Algunas tradiciones sostienen que un vampiro no puede entrar en una casa si no es invitado por el dueño; pero que una vez es invitado puede entrar y salir a placer.
En algunas zonas de Europa del este, existe la creencia de que el vampiro es un ser lujurioso que vuelve al lecho conyugal y deja embarazada a su esposa. De esta relación nacía un niño de características especiales (que varían en cada región), que se conocía como dhampiro.
Tienen una afinidad natural con la magia, en especial con la magia negra y concretamente la necromancia, siendo capaces de dominarla con mucha más facilidad que el hechicero no vampiro más diestro.
Origen de un vampiro:
La causas de que un humano se transforme en vampiro son muchas y muy variadas, dependiendo de cada región. Según las tradiciones eslava y china, se temía que un cadáver pudiera transformarse en no-muerto si pasaba por encima de él un animal, especialmente un perro o gato. También corría este riesgo un cuerpo que no hubiera sido debidamente tratado hirviéndolo en agua. En Rusia se decía que los vampiros eran brujas o personas que se habían rebelado contra la Iglesia mientras estaban vivos, vendiendo su alma al diablo.
Según casi todas las tradiciones, toda aquella persona que fuera mordida por un vampiro se convertiría a su vez en uno. Según historias más actuales, semejante transformación solo se consigue cumpliendo una condición específica, desde dar a beber de su sangre a la víctima, hasta que esta tenga un rasgo físico o psicológico en concreto.
Identificación del vampiro:
Existen numerosos y variados rituales que se utilizaban para identificar a un vampiro. Uno de los métodos para localizar la tumba de uno consistía en guiar a un muchacho virgen montado en un caballo también virgen a través de un cementerio; el caballo se negaría a avanzar sobre la tumba en cuestión. Generalmente se requería que el caballo fuera negro, aunque en Albania era necesario que fuera blanco. Que aparecieran agujeros en la tierra sobre la tumba era tomado como un signo de vampirismo.
La comprobación mas socorrida consistía en la exhumación del cadáver sospechoso para comprobar directamente si tenia las características tradicionales y destruirlo, practica que llegó a ocasionar numerosas profanaciones de tumbas.
Otra evidencia de la actividad de un vampiro en la localidad incluía la muerte del ganado, de familiares y conocidos. Algunos podían hacer evidente su presencia mediante pequeños actos similares a los de un poltergeist, tales como mover muebles de la casa
Protección contra un Vampiro:
Prácticas preventivas . Existen muchos ritos tradicionales para evitar que un muerto se convirtiera en un vampiro. Enterrar al cuerpo cabeza abajo era una de las más extendidas, como también colocar hoces o guadañas cerca de la tumba, para evitar que los demonios poseyeran el cuerpo o para apaciguar al muerto y que este no se levantara de su ataúd. Es un método que se asemeja al usado en la Antigua Grecia de colocar un óbolo en la boca del muerto para pagar a Caronte. Esta tradición se ha mantenido en el folclore de la Grecia moderna sobre el vrykolakas, según el cual se pone una cruz de cera y una pieza de cerámica con la inscripción "Jesucristo conquista" sobre el pecho del cadáver para evitar que se convierta en vampiro. Otros métodos que se practicaban comúnmente en Europa incluían cortar los tendones de las rodillas, o esparcir semillas o arena en la tierra de una tumba sospechosa de contener a un vampiro; esto era para mantener al vampiro ocupado durante toda la noche contando los granos caídos. Historias chinas similares relatan que si un vampiro se encontraba con un saco de arroz, tendría que contar todos los granos uno a uno; es una temática que se puede encontrar en los relatos del subcontinente indio, así como en Sudamerica, sobre brujas y otros tipos de espíritus malignos o traviesos.
Talismanes, sustancias y objetos protectores. Hay muchos objetos, sagrados o profanos, capaces de alejar a los no-muertos y que son comunes en las leyendas sobre vampiros, como el ajo o el agua bendita. Estos objetos varían de región en región; se dice que una rama de rosa silvestre o de espino puede dañar al vampiro; en Europa, esparcir semillas de mostaza en el tejado se decía que los mantiene alejados. Otras formas de protección incluyen objetos sagrados, por ejemplo un crucifijo, un rosario, o agua bendita.
Aunque no se considera como un objeto de protección, debido a que no se reflejan en ellos los espejos han sido utilizados para alejar a los vampiros cuando se situaban en una puerta, mirando hacia afuera.
Destrucción de un vampiro.
En los Balcanes, existía el cazador de vampiros que podía ser un religioso o un dhampiro que es un hijo o descendiente de un vampiro con el poder de detectar(aunque fueran invisibles) y destruir vampiros.
Clavar una estaca es el método más citado, particularmente en las culturas eslavas al sur. El fresno era la madera preferida en Rusia y en los estados bálticos, el espino en Serbia, y el roble en la región de Silesia. La estaca solía clavarse en el corazón de los cadáveres sospechosos de ser vampiros, aunque se apuntaba a la boca en Rusia y en el norte de Alemania, y al estómago en el noreste de Serbia. Atravesar la piel del pecho era una manera de "desinflar" al vampiro hinchado; es similar al acto de enterrar objetos afilados, como hoces, junto al cadáver, de forma que penetrara en la piel si el cuerpo se hinchaba lo suficiente mientras el cuerpo se transformaba en un no-muerto.
La decapitación era el método preferido en las áreas germanas y eslavas del oeste, enterrando la cabeza junto a los pies, tras las nalgas o alejada del cuerpo. Este acto se veía como un modo de acelerar la marcha del alma, que, en algunas culturas, se creía que permanecía en el cuerpo.
La cabeza, el cuerpo o las ropas del vampiro también podían ser clavadas al suelo para evitar que se alzara. Los gitanos clavaban agujas de hierro y acero en el corazón del cadáver y colocaban pequeños fragmentos de acero dentro de la boca, sobre los ojos, en las orejas y entre los dedos durante el entierro. También introducían espino en el calcetín del muerto, o le clavaban una estaca de espino en las piernas.
Medidas adicionales incluían rociar agua hirviendo sobre la tumba o la completa incineración del cadáver.
En los Balcanes, el vampiro también podía morir si se le disparaba o ahogaba, repitiendo el funeral, rociando agua bendita sobre el cadáver, o con un exorcismo.
En Rumanía se podía colocar un ajo en el interior de la boca, y en una época tan reciente como el siglo XIX, se tomaba la precaución de disparar una bala a través del ataúd.
Para casos recalcitrantes, se desmembraba el cuerpo y se quemaban las partes, mezclándolas con agua y administrándoselas a los familiares a modo de cura.
En las regiones sajonas de Alemania, se colocaba un limón en la boca del sospechoso de ser un vampiro.
Historia de los Vampiros:
Si bien existen sugerentes leyendas en todas las civilizaciones de la Antigüedad, desde Egipto a Sumeria, la primera referencia histórica del vampiro se encuentra en la obra de Lucio Apuleyo, un escritor y filósofo romano, que vivió entre los años 125 y 180. Su novela De Asino Aureo cuenta la historia de dos hermanas malignas, Meroe y Panthia, que bebieron la sangre de un tal Sócrates (ninguna relación con el gran filósofo griego). Las hermanas cerraron las heridas de Sócrates con una esponjilla para que éste no se diera cuenta de la pérdida de sangre, pero cuando al día siguiente se inclinó para beber agua de un río, la esponjilla se cayó al agua, y tras ella la última gota de vida.
Los vampiros en la Antigüedad [editar]En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utuhu y a los Maskin, seres muy similares a los vampiros que eran los culpables de las enfermedades y las pestes, por parte del pueblo. Estos seres junto con las huestes de Alal y Telal, pueden considerarse como antecesores de los vampiros.
En el Antiguo Egipto encontramos deidades vampíricas como Srun, caracterizada por tener aspecto de lobo y largos colmillos. Solían alimentarse de los cuerpos de sus víctimas humanas. Los fenicios tenían la creencia de que la mortandad de niños era debida a los ataques de Lilitu, espectro errante que se alimentaba de la sangre de los infantes. Se hicieron exorcismos para devolver a los chupasangres (también llamados chtonios, "amigos de la sangre") a sus tumbas.
En el judaísmo uno de sus arquetipos míticos es Lilith, la primera mujer de Adán, de quien se decía que, entre otras cosas, se alimentaba de la sangre de los niños no circundados y es inspiradora de muchos personajes de vampiresas seductoras en la ficción por su acentuado carácter sexual.
Kali Ma, en la India era una diosa sanguinaria y feroz, con cuatro brazos y una larga cabellera. Se le ofrecían sacrificios humanos en los que la sangre era el elemento principal. Otros seres eran los butchas.
En la antigua China se consideraba que se convertían en vampiros aquellos que habían cometido crímenes en vida. Cuando éstos morían, se les exhumaba y se les cortaban todos sus miembros a trozos.
En América, el pueblo amerindio Mapuche tiene entre sus creencias la existencia de un ser vampírico conocido como el Pihuychen que atacaría principalmente a animales, pero también a humanos. Igualmente creían en la existencia de una criatura vampírica acuática conocida como Trelke-wekufe (El cuero). Posteriormente ambos seres formarían también parte de la tradición chilena. También los Aztecas creían en un ser vampírico conocido como Civatateo que atacaba a los niños que después morían de una extraña enfermedad. También se dice que atacaba en las noches y especialmente en los cruces de caminos. También en la cultura Maya se creía que el guardian de Xibalba era un murciélago con rasgos humanos llamado Camazotz que decía arrancaba las cabezas de los extraños.
Ya en Europa, más concretamente en la mitología de la antigua Grecia, está la leyenda de Lamia, hija del rey oriental Belus y cuyos hijos fueron asesinados por la diosa Hera al conocerse que Lamia tuvo un romance con Zeus. Para vengarse, Lamia comenzó a perseguir a todos los niños que se encontraba para extraerles la sangre para alimentarse. Esta leyenda originó la superstición que persistió en las zonas rurales de la Grecia moderna, según la cualLamia atacaba a todos los viajeros extraviados, seducidos por la belleza de la "chupasangre". También en la mitología griega se encuentra el caso de Empusa, hija de la diosa Hécate, un ser con pies de bronce y monstruoso que podía transformarse en una bella mujer y conquistaba a los hombres para aprovecharse de su sangre. Además en la Hélade existían en sus leyendas las striges, deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de los humanos mientras estos dormían. También existía un ser llamado Vrycolaka, que atacaba a su familia después de muerto.
Los romanos tenían a los larvae, no-muertos que no habían pagado sus crímenes en vida, y se vengaban de su estado esquelético y fantasmal absorbiendo la vida de los vivos.
En España, hacen parte del mito criaturas como las guaxas en Asturias, las guajonas en Cantabria y las meigas chuchonas en Galicia, todas ellas con un solo colmillo para succionar la sangre de sus víctimas, sobre todo niños.
En la Edad Media, en los países de religión musulmana se hablaba de unos vampiros llamados gul, en el caso de ser varón, y gola siendo mujer, que se convertían en tales por haber tenido una muerte violenta. Estos seres tienen su aparición en uno de los relatos de Las mil y una noches llamado Honor de un Vampiro.
En la primera expedición de los vikingos hacia Islandia en diferentes grupos, ocurrió que en la primera noche allí, uno de los grupos (que se componían de una treintena cada uno) fue masacrado por una especie de vampiros que les absorbieron la sangre.
La palabra upier (también como en polaco significa vampiro) llegó a utilizarse por primera vez en Rusia en el año 1047 para referirse a un príncipe ruso.
En 1190 Walter Map escribe De Nagis Curialium, en donde escribe hechos ocurridos por ataques vampíricos en Inglaterra. También recoge casos ingleses William de Newburgh en sus Chronicles, en 1196.
Durante la Edad Media, las pulgas, que son también chupadoras de sangre, se consideraban un ser vampírico por su implicación a la hora de extender la Gran Peste Negra de 1348. De aquí surgieron varias referencias literarias sobre "el Señor de las Pulgas" y, por extensión, "el Señor de los Insectos" y "el Señor de las Moscas". Los celtas enterraban a sus muertos boca abajo, para que entraran en el "otro mundo" mirando en la dirección correcta: hacia abajo. En Europa Oriental, era frecuente introducir un diente de ajo en la boca de los muertos antes de inhumarlos.
También en la Edad Media y en Cataluña se encuentra la historia del Conde Arnau de Mataplana. Este conde prometía una medida de trigo a todo aquel que le suministrara una medida de piedra para la construcción de su castillo. Una vez construido el mismo, Arnau no cumplió con lo dicho respecto a sus súbditos. La población en venganza avisó a las brujas del lugar para que realizara hechizos sobre el conde y estos se realizaron. El conde, no enterado de estas conjuras contra él, estaba enamorado de una abadesa del convento de San Juan de las Abadesas, a quien, después de haber sido rechazado, violó y secuestró para llevársela a su nuevo castillo. Era noche de difuntos. Cuando a la mañana siguiente fueron unos hombres a parlamentar con Arnau, se encontraron con la espantosa imagen del conde y la abadesa despedazados por lo que dijeron unos perros vampíricos. Se dijo que hasta el siglo XIX cada noche de difuntos el conde, la abadesa y la jauría de perros salían del más allá para chupar la sangre y despedazar a todo aquel que se encontraran por la noche en aquellos lares catalanes.
En Pratdip, existe la leyenda de que unos perros vampíricos atacaban a los habitantes de esta población, además de historias de conjuros y hechizo.
Otro vampiro en Cataluña, también en el Ampurdán, es el caso de Ugarés. Fue un hombre que vivió en un megalito y que fue poseído por espíritus malignos por extraños personajes venidos desde el Mar Caspio. Se dice que murió en el siglo X en una batalla, en la que sufrió un ataque de posesión que descargó contra sus enemigos. Luego en el siglo XV se construyó un castillo donde había sido enterrado, justo en el megalito en donde vivió. Durante las obras y luego ya construido hubo toda clase de desgracias, como enfermedades plagas y muertes extrañas. El que rigió el castillo también ha pasado a la historia con el nombre de Ugarés y se dedicó a realizar todo tipo de tropelías como asesinar niños y luego beberse la sangre de estos y comerse sus cuerpos (decían que le había poseído el espíritu del antiguo Ugarés). Todos los habitantes de la villa decían que nunca envejecía y que adivinaba el futuro. En 1427 hubo un terremoto en la zona y todos creyeron que Ugarés había muerto, pero en 1483 aparecieron de nuevo las epidemias y las desapariciones de personas y durante siglos la leyenda de los Ugarés pervivió.
En el siglo XV existió una familia vampírica que vivía en East Lothiam, Escocia. Primero fueron una pareja que ingerían la sangre y comían a los viajeros que se hospedaban en su casa. Luego sus hijos heredaron estas actuaciones de vampiros.